Me enamoré de Leti y Arturo desde que me contactaron y quedamos para conocernos. Al verlos me di cuenta de que son una pareja de cuento: jóvenes, pero se aman como si fueran dos seres que se han encontrado una y otra vez en distintas vidas y en distintos espacios, siempre para unirse y complementarse. Hicimos la primera preboda mitad en la playa y mitad en el parque de atracciones, la segunda… ¡ya os contaré!, ¡fue una sorpresa!
Como me ha sucedido ya en muchas ocasiones, sentí pena cuando llegó el día de su boda. Es difícil de explicar, pero hay parejas que me comparten y enseñan tanto que a veces desearía que la magia de convivir con ellos no terminara nunca. Supongo que los fotógrafos de boda que me leéis y que también habéis tenido la oportunidad de trabajar con clientes maravillosos me entenderéis a la perfección.
Leti y Arturo eran unos de esos clientes: yo no trabajaba con ellos porque todo con ellos fluía en sintonía con el universo. Compartíamos instantes mágicos, celebrábamos la vida juntos. Cuando llegó el momento de su boda, quise dar lo máximo, así que espero que su boda en la Bodega de Parrado os enamore tanto como a mí, porque amo estas imágenes, esta historia, a ellos. Gracias Leti, gracias Arturo por vuestra amistad y por compartir tanto de ustedes conmigo. Siempre tendréis un hueco en mi corazón. Pronto nos veremos los cuatro.