Les hice algunas fotos a Leti y Arturo mientras charlábamos. Charlando y charlando, de pronto nos dimos cuenta de que ya habíamos cruzado la puerta, esa puerta que separa a los desconocidos de los seres humanos a los que ya conocemos un poco más, esos que se nos van volviendo entrañables a fuerza de compartir con ellos nuestras alegrías y nuestros miedos; nuestras esperanzas y desilusiones. Esa tarde abrí como fotógrafo de bodas con Leti y Arturo esa maravillosa puerta que se abre a la fuerza de andar juntos por el camino.
Andar por la vida es un hermoso camino, en el que a veces perdemos el rumbo y a veces nos encontramos a nosotros mismos. En ese camino hay que tratar de oler las flores, de buscar lo bello. Hay que ver que el vaso está siempre medio lleno y no medio vacío. Hay que aprender de cada caída, aunque levantarse resulte difícil y doloroso. El aprendizaje es lo que hace mágico el camino.
Gracias por compartir conmigo esa tarde, os veré pronto.
Jota, fotografo de boda.